This is a letter from Jorge Luis Carcía Antúnez to President Barack Obama, asking him to take into consideration the plight of the political prisoners in Cuba, who are exposed to the worst kinds of torture and punishment for defending Human Rights. It is currently in Spanish, so I apologize to those non Spanish speakers. Carta Abierta Al Presidente de USA
Señor presidente, le escribe desde Cuba, esta pequeña isla del Caribe, JORGE LUÍS GARCÍA PÉREZ "Antúnez", uno de los miles y miles de ex presos políticos que dentro de las cárceles cubanas conoció en carne propia la tortura, y todas formas de represión por parte de los carceleros en su desmedido afán de rendir y doblegar nuestra voluntad de lucha y resistencia.
Soy uno de los tantos cubanos que inspirados en la lucha de Martin Luther King está en las calles cubanas apelando a la resistencia cívica y la desobediencia civil como estrategias para lograr el tan ansiado y necesario cambio hacia la democracia en mi país donde existe una tiranía que lleva medio siglo, conculcando las libertades fundamentales de sus ciudadanos, encarcelando las voces alternativas, y sumiendo a un pueblo a la más abyecta miseria, tanto económica, y moral que haya padecido pueblo alguno.
Señor presidente, me es dable destacar, que el autor de esta misiva fue arrestado por fuerzas combinadas de la Policía Política en la víspera de su ascensión como presidente, con el deliberado propósito de impedir que asistiera a una sede diplomática, a la que había sido invitado, conjuntamente con el también opositor pacifico LORETO HERNÁNDEZ GARCÍA para presenciar ese importante acontecimiento histórico; es decir, su toma de posesión como presidente democráticamente electo.
Resulta irónico y para muchos una bochornosa paradoja que mientras en ese grandioso y hospitalario país, un hombre de la raza negra asumía la máxima magistratura, aquí a escasas 90 millas, dos jóvenes negros éramos, además de arrestados, confinados en inmundos calabozos de los órganos de represión política por casi 72 horas.
Imagino cuantas misivas habrá usted recibido y continuará recibiendo, de cubanos de dentro y fuera de la isla. En mi humilde carta quisiera en nombre de cientos y cientos de hermanos míos encarcelados por sus ideas, de los golpeados, reprimidos y hostigados por luchar de manera pacífica y abierta, sugerirle que el Gobierno de La Habana continúa y continuará siendo fiel a su tradicional vocación anti democrática y dictatorial. Prueba de ello son los arrestos del que le hice mención y la constante escalada represiva que mantiene contra su pueblo y la oposición pacífica.
Señor presidente, la dictadura de La Habana es renuente a conceder la más mínima apertura por que ello pone en juego lo único y que más le interesa: perpetuarse en el poder a costa del dolor, sufrimiento y sacrificio de todo un pueblo.
La historia lo ha demostrado, por lo que no puede olvidarse que cualquier flexibilización de la política para con el régimen castrista equivale a la oxigenación de su gobierno y aparato represivo.
Por otro lado, me encuentro entre los que consideran que las iniciativas de diálogo y entendimiento, son positivas y denotan cualidades serias de quienes las promueven. Pero ha quedado demostrado que un diálogo con sordos e intransigentes resulta contraproducente, y más riesgoso aún cuando se hace sin reales y concretas condiciones para con los represores.
En ese sentido considero que la básica y esencial condición a exigirle a la dictadura de los Castro, es la urgente e inmediata libertad de todos los presos políticos en Cuba, así como las sinceras garantías de implementar un inmediato y eficaz programa de profundas y radicales reformas, políticas, económicas y sociales que estén encaminadas a la instauración de una sociedad democrática con un genuino estado de derecho, y le aseguro con todo respeto y responsabilidad que lo contrario sería dilatar este largo y difícil calvario que por 5 décadas padece el pueblo cubano.
No puedo pasar por alto, lo que a juicio de todos mis compatriotas es y debe siempre constituir nuestro principal clamor y demanda: la libertad de todos y cada uno de los presos políticos en Cuba. Sepa que cientos y cientos de hermanos míos agonizan en inmundos y solitarios calabozos, por hambre, enfermedades y malos tratos, hombres y mujeres cuyo único crimen ha sido el defender los principales derechos y libertades del hombre, abogar y luchar por una sociedad libre.
Esperamos de usted y su gobierno solidaridad para ellos y sus familiares. Esperamos que su administración no pase por alto un pormenor y realidad tan evidente como fundamental; que las principales y perniciosas restricciones que sufre nuestro pueblo, son las que precisamente nos aplica un sistema que rehúsa la liberación de los mercados, la libre empresa, y que con la pobreza que genera provoca un constante éxodo migratorio, y sobre todas las cosas culpar a otros del daño que a su propio pueblo le causan.
Los cubanos como amantes de la libertad, no nos oponemos a cuanta noble iniciativas que valla encaminada al acercamiento y reunificación de la familia cubana separada, y mucho menos a que puedan ser ayudadas en tan difíciles momentos.
Lo que no consideramos decoroso ni patriótico, es que no pocos continúen usando los llamados vuelos de la comunidad para engrosar las arcas del aparato represivo a lucrarse de los privilegios de que gozan los turistas foráneos que visitan Cuba en grosero detrimento de los nacionales.
La libertad de salir de su país y regresar es un derecho básico universalmente reconocido, pero cuando se usa en detrimento de los que padecen opresión, cuando por pasión o interés personal se fortalece al opresor, se cae en algo tan grave como es el antipatriotismo.
Señor presidente, para los cubanos la patria es mucho más grande e importante que nosotros mismos y después de esta larga y desastrosa experiencia totalitaria hemos arribado al pleno convencimiento, que a similitud del movimiento por los derechos civiles en los Estados Unidos, nosotros los cubanos solo vamos a ser libre cuando estemos dispuestos al mayor de los sacrificios, y vicisitudes.
Aunque la solución al problema de Cuba no es demócrata ni republicana, sino del esfuerzo y decisión de los cubanos, estamos conscientes de que el apoyo solidario de un presidente de su inteligencia, carisma, y prestigio podría ayudarnos a acelerar el cambio que tanto anhela los cubanos.
Deseándole muchos éxitos en su gestión de gobierno, y reiterándole que no se olvide y siga de cerca este pueblo y su lucha por la libertad.
* Jorge Luís García Pérez Antúnez.
Ex preso político cubano que permaneció 17 años y 38 días en celdas de castigo y confinamientos, sometido a las más crueles torturas de todo tipo por mantener su dignidad como defensor de los Derechos Humanos